Hasta aquí todo fácil y cómodo. Seguirá siéndolo, pero… (siempre hay un pero) quiero avisarte, hay un pero poderoso y no es otro que el precio que hay que pagar.
Para ser justa y honesta contigo debo advertirte y luego tú decides si continúas el camino. Alguno se bajará del tren. Soy consciente de ello. También sé que tú eres valiente.
En todos los libros de coaching te hablan de pagar el precio. Al fin lo he entendido. Y lo he experimentado y por eso te lo transmito.
Es este un artículo atrevido. Aun no he leído ningún artículo, libro o similar donde se exprese de forma tan directa y sincera el tema de El precio que hay que pagar. Sé que es arriesgado, pero también sé que es necesario. Endulzarlo es tema de marketing y ya ves que lo que lees aquí surge directamente para que te llegue a ti, sin filtros… supongo que yo también estoy siendo valiente.
Yo me preguntaba ¿Cuál es el precio? ¿Cómo sé que quiero pagarlo si no sé lo que es? ¿Cómo sé que podré pagarlo? …
Y una vez más, aparece el «Cómo». El tan temido «Cómo». Como si fuera el Coco de nuestros años tiernos, los que ya tenemos una edad. Los demás, lo podéis imaginar.
Cómo. Cómo. Cómo.
Pero decides confiar, porque en este camino no hay vuelta atrás. Has empezado a Sentir y quieres Vivir. Te mueve la curiosidad, el atrevimiento y no vas a parar ahora. No se puede. Y no quieres tampoco.
Así que sigues, a ver ese «Cómo» y
a ver ese precio.
Y ese precio es, o al menos para mí ha sido, verse por dentro. Descubrir esas partes que estaban encerradas. Porque -no-molan-nada-. Por eso estaban encerradas.
Y tu dirás: – Pues que se queden ahí.
Y yo te digo: – Pues NO.
Es necesario sacarlas a la luz, o llevarles luz a su oscuridad. Es necesario enfrentarse a ellas, Verlas y Sentirlas.
Y, eso es… horroroso. Y agotador. Te deja vacío, exhausto y con mil dudas más.
Pero cuando la polvareda se asienta, Sabes que era necesario. Sientes que te has liberado, aún sin saber muy bien de qué.
Te niegas a pasar por ahí, pero algo te lleva. Y, si has podido pararlo, te lo volverá a llevar.
Y te sumerges al fondo. Bajas al lodo, al barro, al fango, que ni tan siquiera sabías que existía. Y lloras. Puedes hasta gritar. No se puede contener. Te sientes fatal.
Pero debes saber que estás Sintiendo.
Eso que sientes es una emoción.
Y las emociones hay que dejarlas salir. Ábrele la puerta. Ha ido a ti porque quería/tenía que entrar. Y siempre es por tu bien. Las emociones no son buenas ni son malas. ¡Son emociones! Todas necesarias. No te cierres a ellas, por favor. Es algo que necesita tu corazón.
Y aunque lo pases fatal, llegarás a agradecerlo (ya verás, aunque ahora no te lo creas), porque dentro de ti se encenderá una lucecita que dirá: Ahora Sí. Porque era necesario pasar por ahí.
Sea cual sea tu lodazal, déjate sumergirte en él. Te espera un cambio cuando reflotes. Quizás solo en tu interior, pero puede que también en el exterior repercuta. En las personas de tu alrededor, en las actitudes, en lo que continúa y lo que se marcha…
Para cada uno de nosotros será distinto el precio a pagar. Porque somos únicos.
He preferido avisarte. Tal vez este artículo no te parezca tan motivador. Pero, te aseguro, con seguridad aplastante, que en algún momento de tu vida vas a experimentar algo así.
Hoy te motivo a que te sumerjas en aquello que te venga. Luego todo será mejor, te lo garantizo.
Y, ahora que te he dicho esto y te he hecho pensar, empiezas a recordar «esos momentos» en los que has empezado a experimentar algo similar a lo que trato de explicarte. Crees que hiciste bien al ahuyentarlos, crees que fuiste fuerte y no sucumbiste. Disculpa, te equivocaste.
Va a volverte a venir, quizás de otra forma, quizá sea una dificultad en la vida, una persona que te hace difícil vivir o tan solo un pensamiento. Volverá y con más fuerza. ¡Porque es algo necesario para ti! Es un aprendizaje en tu vida. Porque la vida sigue y tú debes seguir con ella.
¡Anímate! Pasa ese mal rato. Tan solo pretendo ayudarte y te ayudo haciéndote sentir no sólo las cosas «buenas», también las «malas», porque son necesarias para ti.
En realidad, no hay cosas malas. Tras pasar estos momentos de ·limpieza· , que llegarás hasta a agradecer, entiendes que las cosas malas tenían que pasar, que te estaban enseñando algo muy necesario en tu vida. De ti depende aprender, aprender bien, soltarlas y avanzar.
Porque creo que si te sigues resistiendo al aprendizaje que tu corazón, que tu «vida» te está dando, vas a seguir frustrado, amargado, sin ilusión, agobiado y todo eso que te pasa; y, sin embargo, si lo aceptas vas a empezar a experimentar la belleza que es la vida, con total satisfacción e incluso alegría, siempre.
Un consejo:
pregúntate siempre ¿para qué?
Ninguna otra pregunta. Solo ¿para qué?
Confía. Y cuando llegue un momento así, sé valiente. Tal vez te acuerdes de mí y te preguntes « ¿por qué no?, voy a intentarlo». Pasa todo el proceso, no lo detengas, aunque te sientas mal, que es lo más probable, porque es algo que siempre has intentado eludir. Y, tan solo se trata de un momento, pero un momento muy, muy necesario en tu vida.
Una vez pasado, te dirás: UN SI ROTUNDO.
Un sí a pagar el precio que hay que pagar. Un sí a lo que sea necesario para «yo» estar mejor, un sí a mi transformación de oruga a mariposa.
La oruga …
Bienvenido a tu nuevo Yo.
∞ Mariposa… ¡Tú fuiste una oruga y… cuando pensaste que era tu fin, comenzó tu principio! ¡Y volaste por primera vez!
P.D: este artículo lo escribí el día 5 de octubre de 2016. Desde entonces más y más capas van cayendo, paradigmas, pensamientos, formas de ser que ya no sirven; nuevas experiencias, intensos momentos, personas que se marchan y, aunque duele, supongo que es necesario para avanzar porque también hay que aprender el desapego; otras personas que se quedan porque aun hay que aprender de ellas o ellas de ti, nuevas personas que vienen para aportarte nuevas cosas, cosas que cambian… Y, sobre todo, un mayor conocimiento, una mayor confianza en lo que es verdadero, una satisfacción en la vida más constante y un aprendizaje que te voy a enseñar a seguir de la forma más cómoda y fácil para ti. Un aprendizaje hacia tu Verdadero Interior. Hacia Tu felicidad.
Para cada nivel de superación, has de romperte por dentro, anular todo lo que te impide avanzar, aunque tú no sepas lo que es. Cuando hayas hecho trizas con todo, entonces pasarás a otro nivel, a un nuevo aprendizaje, lleno de esperanza, curiosidad, alegría y bienestar.
Hay que pasar por ahí.
Es maravilloso renacer después.
Si has llegado hasta aquí desde el principio, artículo a artículo, algo debe de haber vibrado dentro de ti, algo ha cambiado, has empezado a «entender» que hay algo más, has intentado ver la vida de otra manera, y sobre todo, has empezado a Sentir. ¿Te vienes conmigo a Volar? En el próximo artículo te invito a… jugar!
Y… recuerda :
Tu Sonrisa…
♥ Con cariño, Luz Ros Mariposa Azul de Luz www.luzros.esImagen: Google. Texto: Mario Benedetti. Edición: Luz R. Música: Youtube. Sara Bareilles. Brave.
He encontrado (casualmente?) un artículo de Raimon Samsó que complementa perfectamente al mío. Lo comparto en facebook. Podrás verlo desde aquí, más abajo, en el apartado de facebook.
Aunque no nos demos cuenta conscientemente, siempre estamos renunciando a cosas por conseguir otras, es decir, siempre estamos pagando un precio por algo, no tiene porque ser dinero contante y sonante siempre, puede ser dar tu tiempo, tu amor, tu esfuerzo, tu dedicación, en definitiva tu vida… Es decir, si quiero tener alguien conmigo y no tener con quien compartir mi vida, osea, tener con quien platicar, hacer el amor, viajar, tener un confidente, un complice, debo dar buena vida a alguien, ser compresivo, atento, agradable, cariñoso, y sobre todo, tengo que renunciar a mis libertades personales, de ir a donde quiera cuando quiera, sin dar explicaciones, por eso la soledad es el precio que se paga por no dar nada… Tanto como si quiero aprender algo, tener un título universitario, un máster, un doctorado, si quiero tener mucha cultura y no ser un ignorante, me tengo que sacarificar para dedicarle mucho tiempo y esfuerzo, leyendo mucho, y dejándome las pestañas estudiando. Así como si deseo ganar dinero, tener una casa, un coche, tendré que trabajar en algo, a no ser que heredes y te lo den todo hecho… En la vida, el que algo quiere, pues algo le cuesta, hay gente que recibe mucho con poco esfuerzo, incluso algunos se enriqucen jugando, al futbol, a las cartas, la bolsa, cantando, practicando cualquier deporte de masas, etc, y otras personas se tienen que deslomar a currar para recibir lo más básico en los trabajos más penosos sirviendo a otros, cada vez más, dejándose la salud en ello… Es la desigualdad que no hay ninguna ley que la pueda remediar.
ARTURO KORTÁZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©