Tal vez el título no te atraiga. Parece mentira que aún no me conozcas. Sé que te vas a sentir mejor cuando lo leas…
Hoy quiero contarte algo que sé que aún no has aprendido.
Probablemente hayas visto y experimentado muchas cosas en tu vida.
Y has sufrido.
Y sigues sufriendo.
Y, llega un momento, en el que te dices que ya no puedes más, que ya está bien, que ya mereces un descanso, que te dé un respiro la vida… Que, aunque te trae cosas buenas, sigue trayéndote cosas malas, que colapsan las demás. Y te preguntas por qué.
Por qué no paran de pasar cosas malas a tu alrededor, en tu vida y en las vidas de las personas a las quieres y aprecias.
Yo no sé por qué ocurren, aunque supongo que es porque todo tiene que tener su equilibrio, que no podemos entender; porque no podemos entenderlo todo, y menos con nuestra mente racional y temporal.
Y, en estas ocasiones en las que la vida trae cosas «malas» a ti o a tu alrededor, alguna enseñanza habrá para alguien, aunque no sea necesariamente para ti y aunque afecte a tu vida.
Pero, lo que sí es una enseñanza para todos, es que:
El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.
Porque no por más que sufras, vas a resolver la situación; no por más que pienses o incluso actúes, darás con la solución que arregle lo inevitable. Lo que ha de suceder, sucede. Nos guste o no. ¿Verdad que ya te habías dado cuenta? Las cosas pasan… sin más. No queda otra que aceptarlo.
Y eso mismo es lo que nos hace sufrir:
el no aceptarlo.
Puede doler a muerte, puede doler hasta el infinito, y pasar lo que haya que pasar. Pero hay que aceptarlo, porque el sufrimiento deriva de tu actitud. El dolor es inevitable, somos humanos, ¡no piedras!, pero el sufrimiento… viene de ti.
Y cuanto antes aceptes que la vida es así, que va a seguir trayéndote palos, y que vas a tener que afrontarlos con todos los recursos de los que dispongas, antes podrás coger aire y decirte: «pues… allá vamos, vendrá lo que tenga que venir. Lloraré, rabiaré, gritaré, me desesperaré, pero intentaré aceptar lo que no puedo cambiar. Dejaré de sufrir porque no puedo hacer nada. Y aceptaré que la vida continue, con sus cosas inexplicables, sin razón aparente para mi. Y, aún así, daré gracias por mi vida».
Y, fortalecido por tu actitud, podrás apoyar y aportar lo mejor de ti en esa situación, a esa o esas personas. Entonces
harás lo mejor que puedes hacer: Estar.
Si tu actitud es de aceptación frente a las cosas de la vida, vas a sufrir menos.
Y no porque sufras menos, es que eres insensible.
Sufres menos porque precisamente eres sensible y te sientes responsable.
Si sufres, nada haces. Si eres sensible y responsable harás lo mejor que puedas hacer. Y lo mejor que puedes hacer, lo que se necesita, es que saques tus mejores recursos. La serenidad, la templanza, la empatía, el equilibrio emocional, la fuerza, la capacidad de acción y…, en general, la característica que más tengas desarrollada.
Serías egoísta si, en vez de apoyar, de estar, te enfrascaras en tu propio sufrimiento. No estarías dando todo de ti, cuando más se necesita. Si te enfrascas en el sufrimiento no estás aportando.
Duelen bastantes cosas en la vida. Las muy, muy grandes y también las pequeñas.
Sufrir… sufrir sin más, no tiene sentido, no aporta, resta para ti y para los demás.
En los momentos en los que la vida reclama tu atención, saca lo que llevas dentro, lo mejor de ti, porque tú puedes, porque es lo que debes hacer.
Te ofuscas y no ves qué es lo que sientes que has de hacer, pero eso es precisamente tu aprendizaje.
Aprender que tú puedes.
Sentir que en ti está lo que puedes aportar.
Puedes aportar mucho. No te lo guardes para ti, sufriendo en silencio. Levántate y DA. Ten la seguridad de que tu aportación es necesaria, SIENTE lo que tienes para dar.
Y la vida seguirá, adelante, como siempre.
Y tú seguirás, adelante, como siempre.
Y todos seguiremos, adelante, con tu aportación cuando la necesitemos, porque Estarás, y estarás dando lo mejor que puedas dar, como siempre a partir de ahora.
Sé que cuesta, como casi todo. Intenta reflexionar sobre lo que te he dicho. Recuérdalo cuando la vida te presente su peor cara y, entonces, piensa que sufrir no es dar, y tú tienes mucho para dar.
Hay un libro que se titula «La inutilidad del sufrimiento», y es que es así, el sufrimiento es inútil, el Dar sí es útil.
No sé por qué hemos aprendido a no dar, a guardarnos lo que podemos dar. Tal vez el ego, las desilusiones, las decepciones… nos van coartando y nos van cerrando. Y buscamos la recompensa de dar, queremos recibir.
Sin embargo, dar es la mejor recompensa para ti. Cuando das, te estás dando tu propia apertura, estás sacándote fuera, te estás dando a ti mismo. No importa lo que das o a quien das, lo que importa es que tú das.
y ¿qué mejor que dar cuando realmente se necesita, se te necesita?
El sufrimiento es inútil, el dar es útil.
Cambia el sufrimiento vano por una actitud de aceptación y responsabilidad. Tanto tú como los demás saldremos beneficiados.
Espero haberte transmitido lo que quería decirte y que te haya llegado.
Confío en que sientas que tú puedes.
Empieza a creerlo, de verdad, porque hace falta que empecemos a creerlo, a creer en nosotros mismos y que saquemos lo que ni tan siquiera imaginamos que tenemos dentro, todo lo que podemos dar.
Te doy mi sonrisa, si la necesitas.
Da tú la tuya,
tal vez alguien la necesite.
∞ Mariposa… tú sonríes al volar
Con cariño,
Mariposa Azul de Luz
Música: Final Millennium. David Eman & Trevor DeMaere. Imagen y edición: Luz R. Cita: Buda¿Te ha gustado? Aquí puedes compartirlo o comentar...
