Tal vez el título no te atraiga. Parece mentira que aún no me conozcas. Sé que te vas a sentir mejor cuando lo leas…
Tal vez el título no te atraiga. Parece mentira que aún no me conozcas. Sé que te vas a sentir mejor cuando lo leas…
¿Sabes?
Quiero lo mejor para ti. Y por eso te escribo.
Y me gustaría que, entre todos los que leemos lo que escribo, hiciéramos lo que podamos por mejorarnos a nosotros mismos y mejorar nuestro alrededor.
Es un trabajo individual, pero que compete a todo el mundo.
¿Para qué, si no, estás en este mundo?
Para poder aportarle tu granito de vida en lo que puedas por mejorarlo.
Para poder aportar al mundo lo que tú puedes darle.
Tal vez la motivación, la alegría y la energía no nos viene de serie, O, más bien, sí, pero la vamos perdiendo por el camino. Conforme crecemos, dejamos de ser niños y de habitar esa felicidad tan inocente de nuestros primeros años. Se va perdiendo.
Luego, la vida nos va llevando. Los estudios, el trabajo, la pareja, tener familia, ahorrar o tan solo subsistir… las preocupaciones, las cositas de salud (o grandes cosas) que nos van saliendo, los quebraderos de cabeza, el no saber qué hacer o por dónde salir… o, simplemente acomodándonos en una realidad, aparentemente segura, por conocida, aunque no cómoda ni satisfactoria.
La felicidad de ese primer niño que fuimos queda tan, tan lejos, que ya ni la recordamos, ya no sabemos lo que es, y la confundimos con la «seguridad» del presente, de ese exterior que vemos como único posible, ese exterior que no es que sea muy allá, pero es NUESTRO. Es MIO, como Gollum en el Señor de los anillos.